Entrevistas

Paredón y después

Con Ciudad Oculta, Eli Suárez comienza a tomar las riendas de Los Gardelitos definitivamente, sin perder la esencia de la banda. Una vuelta a las raíces para poder liberarse y seguir adelante.

Foto: gentileza Edgardo Kevorkian (KVK Fotos)

Eli Suárez es un tipo tímido, callado, que anda por lo bajo. No le gusta sobresalir ni figurar. Prefiere hacer las cosas a su modo, con sus tiempos, austeramente, sin ostentaciones. Lo aprendió de sus referentes y de su familia, especialmente de su padre, Korneta, un poeta arrabalero que con poesía, música y acciones lo marcó para siempre. Tanto, que a veces esa herencia se transforma en una carga.

El 25 de mayo, apenas unos días después del decimo aniversario de la muerte de Korneta, apareció Ciudad Oculta, el nuevo disco de Los Gardelitos, la banda que continúa hasta hoy gracias a la tenacidad, el compromiso y, ahora también, por fin, las canciones de su hijo.

Ciudad Oculta regresa a las raíces musicales de la banda, al sonido que forjó a miles de fanáticos en todo el país. Rock con melodías tangueras, poesía de empedrado y suburbio. También se conservan las guitarras crudas de Oxígeno, el disco anterior, de 2008, algo que en su momento fue criticado por los fans ortodoxos y hoy reluce como una característica más. Ciudad Oculta está formado por seis canciones inéditas de Korneta y seis flamantes composiciones de Eli, las primeras que escribió después de ese debut compositivo (y además, hit) que fue “Mezclas raras”.

Ya con el nuevo trabajo en la calle y con respuestas positivas sobre su laburo, Eli confirma que es hora de adueñarse de la banda por completo y para siempre, asumir definitivamente el legado. “No es una cuestión de apoderarse sino que naturalmente va deviniendo en eso. Es natural. Con el tiempo te vas haciendo cargo”, dice, ya más relajado, una semana después de la salida de Ciudad Oculta. Mientras estuvo preparando las canciones casi no atendió llamadas, no revisó muchos mails. Se concentró solamente en la música con obsesión e inseguridad. Entre risas reconoce que volvió locos a todos en su familia, mostrándoles los temas a cada rato y preguntándoles si les parecían bien.

Salvo dos canciones que ya habían sido anticipadas (“Un taxi” y “Puño y letra”) el resto se conoció cuando apareció el disco. “A la letra de uno de los temas, ‘Viejo y querido rocanrol’, la hice una semana antes de publicarlo. Me salió sobre la marcha y quedó fresco. Se podría decir que el disco se tomó el tiempo que se tenía que tomar. Llegó en el momento que tenía que llegar. Y está bueno que sea fresco. Complementa con las canciones de Korneta, que esperaron tantos años para salir, y como los buenos vinos, se ponen mejores con el tiempo”, cuenta.

Eli ve la publicación online y gratuita del disco como una manera de “saltar la burocracia”. “Nosotros se lo dimos directo a la gente, sin intermediarios”, agrega. “Mantenemos la mística de hacer algo el 25 de mayo, le da un  toque especial. Algo parecido pasó cuando adelantamos la letra de ‘Pájaro y campana’, que está dedicada a mi viejo, justo el día en que se cumplían diez años de su fallecimiento (el 12 de mayo). Que sea en ese contexto ya le da otra profundidad, y este disco tiene mucho de eso. De alguna manera recupera un lugar que la banda siempre tuvo, pero mucha gente ponía en duda. Y por otro lado, va más a la esencia de Los Gardelitos. Desde el nombre del disco, que remite a las participaciones que teníamos en los festivales de Ciudad Oculta, y también remite al concepto estético de la banda ciudadana, que habla de las cosas que no se ven a simple vista. Se refleja eso en ‘La ciudad que se oculta’.”.

En el disco, la banda mira para atrás para poder salir adelante. Tomar impulso y llegar más alto. Eli sintió la presión gigantesca de sacar un nuevo trabajo y la necesidad de publicar su propio decir, a pesar de tener las canciones suficientes de Korneta como para llenar un álbum completo. En Oxígeno aportó “Mezclas raras”, en Ciudad Oculta la mitad de los temas. Durante años estuvo oculto detrás de las canciones de su padre. Cantaba y tocaba lo que otro había compuesto. Había armado una pared, su propio The Wall ciudadano. Con estas seis nuevas canciones, Eli comienza a derribar el muro. Comienza una nueva etapa. Los Gardelitos, paredón y después.

Todos los temas de Ciudad Oculta compuestos por Eli transmiten la idea de intentar liberarse. Desde el arranque, con “Puño y letra”, las cosas quedan claras: “La vida es nueva a cada paso y no bajamos los brazos por cantar una canción que salga del corazón aunque nos rompa en pedazos.”

Eli rompió en pedazos su corazón pero pudo volcar las palabras. Y al hacerlo en pocas semanas, justo antes de entrar a grabar, logra una gran catarsis. “Lo que vendrá” es, quizás, la que tire las frases más fuertes. Allí, canta que  es “tiempo de transmutar el dolor en poesía, que la música sea guía de lo que vendrá”, y reconoce que “requiere más valor la alegría que la pena. La tristeza se vuelve condena si uno la deja estar”. Se da cuenta de que seguir bajo el ala protectora de Korneta, ese pájaro que lo mira desde arriba, es condenarse a sí mismo.

“Ese tema es bastante particular porque habla de lo que va a venir y a la vez dice que lo que va a venir tiene relación directa con lo que fue. Volver a las raíces. Por eso también decimos en otro tema que un árbol sin raíces no tiene flores para dar”, cuenta, e informa que en el disco la palabra “oculta” aparece en tres temas. Y pasa a recitar algunas de las frases: “‘La ciudad que se oculta en mi corazón’, ‘En sueños forjamos nuestra historia revelando paisajes ocultos de nuestra memoria’. Hablo de que los sueños que tenemos tienen que ver con nuestra historia, y cuando uno puede revelar esos paisajes ocultos, que son las victorias y las conquistas que uno supo tener, es cuando empezamos a mirar para adelante.”

“Me dieron muerto y acá estoy”, canta en “Viejo y querido rocanrol”, un tema a favor del movimiento del rock barrial que lo mantiene como emblema y contra las discográficas que los cajonearon, contra la prensa especializada que no los publica y contra todos los que no creían en la continuidad de la banda sin Korneta. Ahí aparece otra de las facetas del Eli oculto.

“Hablo de la situación del rock de acá desde la experiencia nuestra, y marcando postura con lo que cantaba La Renga, el rocanrol no morirá jamás. A mí me dieron por muerto, a Los Gardelitos nos dieron por muertos, y siempre dicen que el rock murió. Y esa canción lo desmiente porque la gente se copa. Eso es lo que tapa la prensa más influyente para promover otras cosas de las compañías, que te cajonean. Nosotros lo vivimos en carne propia. Cuando estuvimos en una multinacional nos cajonearon por no decirles todo que sí. Nos decían tenés que hacer un videoclip con ‘Llámame’, nosotros queríamos hacerlo con ‘No puedo parar mi moto’, y nos decían ‘no, pero ese tema no es tan hitero’. Es la postura nuestra, contestábamos. Querían que hiciéramos una conferencia de prensa en el Hard Rock Café para presentar el disco y nosotros no, conferencia de prensa no hacemos, nosotros tocamos en vivo para la gente. Hacíamos notas, todo, pero nunca esa cosa tan acartonada. Nosotros tenemos otra postura. Y bueno, vayan a presentarlo en exclusiva en FM Hit: no, no, no. Y cuando les decís a todo que no, te cajonean, te mandan al muere.”

Eli no cree en las canciones acartonadas y prefabricadas que promueven las multinacionales. “Entendemos al rock como un grito salvaje que sacude la opinión. El rock tiene que tener ese instinto”, dice.

Respecto al concepto del disco, asegura: “Lo oculto no siempre tiene que ser malo, negativo. Está oculto porque está dentro mío, no porque sea malo. Hay un prejuicio de la gente con lo oculto. O el prejuicio barato que tienen algunos con nosotros: no, como tocaban en las villas son unos resentidos sociales que van a querer ir al Luna Park a prenderlo fuego, a romper toda la calle Corrientes. Nada que ver. Korneta siempre fue un poeta. Y de pronto ves cómo el mainstream y lo establecido terminan difundiendo una idea de lo que sería la gente de abajo, los supuestos marginales, que es muy berreta. Porque le terminan dando bola a Pablo Lescano, que canta ‘se te ve la tanga’, que a un poeta como Korneta, que está hablando de cosas que son esenciales. Y esa indiferencia duele. Porque están ciegos a un montón de cosas que siente la gente, o que siente ese poeta que sigue siendo Korneta, para difundir otra cosa que es para que la mayoría de la gente diga ‘es verdad, los de la villa son re cabezas’. Y no es así. Nosotros fuimos a tocar un montón de veces a la Oculta y conocíamos gente que escuchaba Artaud de Spinetta, gente con mucha cultura musical, un sentimiento genuino y puro por la música. Y así en otras villas.”

Ciudad Oculta es un álbum conceptual, a pesar de tener canciones de dos autores distintos. Está hecho para ser escuchado de principio a fin, con guiños internos en las letras y en la música. Cuando Eli lo explica y comienza a recordar todas las conexiones que posee el disco, confirma ser un creador que no deja nada librado al azar. “Pusimos el disco entero para que capten la idea de la obra. El primer tema se llama ‘Puño y letra’ y el anteúltimo, ‘Al pie de la letra’, y hay una referencia musical similar en ambos comienzos. Y yo también busqué relacionarme con las canciones de mi viejo. Por eso ‘Puño y letra’, que habla de escribir un tema, es el primero, y el siguiente es ‘Hojas del otoño’: las hojas que caen, pero también las hojas de la vida de alguien que está escribiendo. Cuando el tipo dice ‘quiero hablar de tantas cosas y no se me ocurre nada’ es Korneta contando lo que le pasa cuando escribe un tema. Y en el anterior estoy contando lo que me pasa a mí cuando escribo un tema. Después, el ‘rocanrol’ con ‘Buen día, nena’, por más que sean distintos musicalmente, tienen un hilo. ‘Tibias noticias del sol’, de Korneta, dice “es tanto el dolor que sacude la vida que esconde las tibias noticias del sol’, y yo antes puse ‘tiempo de transmutar el dolor en poesía’. Ahí también hay una relación. Todos esos yeites los descubrís escuchando el disco entero.” 

La banda va a presentar el disco el 20 de junio en el estadio Luna Park, de Buenos Aires. Será una fecha especial. No sólo porque pisarán un escenario importante, sino por otros detalles, más cercanos al espíritu del grupo. Durante el show, los padres del bajista Diego Rodríguez y el baterista Paulo Bellagamba subirán a tocar con ellos. “Va a ser muy lindo, va a mantener esa cosa familiar que tiene Los Gardelitos”, cuenta Eli.

Hoy, Eli Suárez considera una posibilidad inédita hasta hace algunos años: el próximo disco de Los Gardelitos podría venir sin canciones de Korneta. Lo pide el funcionamiento de la banda, lo pide el público. Lo pide la propia necesidad de Eli. Y así lo piden las herencias familiares: continuar el legado, perpetuarlo, pero con una marca propia. Como el mismo reconoce, mirando atrás tiene la receta para seguir adelante:

Si te gusta la música no te reprimas
Toca sólo lo que dice tu corazón
Pero nunca toques para estar de moda.

RevistaRockSalta 20 Folk

RevistaRockSalta 20 Rock

* Nota publicada en la Revista Rock Salta N°20 (junio/julio 2013).