Coberturas

NTVG en Salta: Tonada para remedios

No Te Va Gustar renovó su pacto de amor con los salteños. Más de dos horas de guitarras, vientos y miles de gargantas a pleno con la emoción a flor de piel, en un siempre complicado Estadio Delmi.

Fotos de Martín Ázcarte

Los uruguayos regresaron a Salta luego de dos años de ausencia. Desde ese atiborrado y candente último show en mayo de 2014, la visita pertinente con nuevo disco bajo el brazo se hizo esperar.

Producido por Joe Blaney, responsable de Clics modernos, Filosofía barata y zapatos de goma, Alta suciedad Honestidad brutal, entre otros grandes álbumes, El tiempo otra vez avanza fue lanzado en octubre de 2014. Dejó varios hits radiales (como ya es costumbre) y una gira de dos años. “El balance es súper positivo, la gira fue bastante más larga que las anteriores pero estamos muy contentos, volver al norte nos llevó a retrasar el nuevo disco, para el año que viene”, explicaba en la conferencia de prensa Denis Ramos, trombonista y miembro estrella de la banda.

En los días previos, la Gira Viajando Sin Espada hizo exitosas paradas en Misiones, Chaco, Santiago del Estero y Catamarca. “Nos dirigimos a Salta uno de los lugares preferidos en el mundo, de este grupo y de quien les habla”, anticipaba Emiliano Brancciari con un video en plena ruta compartido mediante las redes sociales del grupo. En el trayecto también grabaron una versión en bondi de “Nostalgias Santiagueñas” de Los Hermanos Abalos.

En un sofocante viernes en el Valle de Lerma, donde sería una obviedad citar el sexto disco del grupo, el siempre complicado Estadio Delmi pintaba como un hervidero. La gente esperó un buen tiempo formando una larga y sumamente ordenada fila que daba la vuelta al predio. Pasadas las 20.00, se abrieron las puertas y el ingreso fue lento. La espera adentro del estadio fue musicalizada con Bob Marley, mismo artista que la banda eligió para acompañar su retirada.

Con un público impaciente y el reloj marcando las 21.50, la banda pisó el enorme escenario y arremetió con “Cero a la izquierda”, “Al vacío” y “A las nueve”. Con esos tres hitazos encendieron las golas de todas y todos. Los gritos formaban una sola voz, el pogo en el campo estaba a pleno, incluidas las rondas «mosh pit», a la altura de las pantallas. Rock nacional de estadios, en estado puro.

Los celulares en lo alto y la voz al taco fue la postal de la noche, tanto en la platea como en el campo. Vale aclarar que la entrada era general, cada uno decidía su ubicación. Pero no solamente de grabar el show vive el público de NTVG. Entre las valientes y los aguerridos que decidieron estar lo más cerca posible de sus ídolos viviendo el show al máximo, el pogo fue constante y las remeras volaron para estar más cómodos. Se vieron situaciones curiosas, como padres, tíos y hermanos esperando tranquilos en la platea y atajando celulares, llaves y ropa sobrante, mientras los más jóvenes volvían velozmente a zambullirse en la marea humana.

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Emiliano Brancciari: “Vamos a volver siempre a Salta”

“Me ilumina hoy” sonó por primera vez en nuestra ciudad, mismo suerte corrieron, “Alba”, “Paranoia”, la sumamente festejada “Comodín”, y el dulce folk/rock de “Viajando sin espada”, que justamente le da el nombre a la gira. Llegaron a repasar ocho de las dieciséis canciones que contiene ETOVA contando las ediciones limitadas.

La comparación es instantánea y la certeza llega con el correr del show. Hay mucha menos gente que en el último recital. De las casi ocho mil del 2014 pasamos a un poco más cuatro mil. Es la primera vez que la banda baja su convocatoria, su crecimiento era una fija que se venía repitiendo en cada oportunidad en nuestra ciudad. Difícil sería analizar todos los motivos pero esto no escapa a la realidad de este 2016, donde la concurrencia a los shows ha bajado entre un 30% y 40% según los productores nacionales. La crisis económica está golpeando y fuerte.

Incluso los productores locales afirman que el panorama está aún peor en Salta Capital y que es sumamente difícil organizar shows donde todo el ingreso depende de la venta de entradas (por eso es común ver entradas más caras que en resto del país). En populosas ciudades como Córdoba o Tucumán se puede hacer una diferencia con la venta de bebidas alcohólicas a pesar de que los shows sean apto para todo público, algo imposible de lograr en nuestra ciudad debido a las leyes municipales actuales.

Promediando el recital, la banda invitó a votar entre dos canciones, y de forma casi unánime “Memorias del olvido” le ganó a «No necesito nada». Con solo la primer nota, chicas y chicos se subieron en hombros para cantarla con todo. Así como pasó desde su primera visita en 2008: catarsis. Es la clave para entender los shows de estos uruguayos. La emoción y el exorcismo de penas, el poder de alguna forma decirle las cosas guardadas a esa persona que amamos tanto y que nos hizo mucho daño. Una tonada para remedios.

Cuando suena “Chau”, hay chicos de 13 a 15 años que gritan la letra mientras lloran, mostrando que a pesar de la corta edad ya la pasaron muy mal en algunas relaciones. “Debe ser que hay mucho hijo de padre divorciado”, nos decía Emiliano, entre risas, hace algunos años en la revista RockSalta mientras trataba de buscarle una explicación al fenómeno. Pero como remarcaba en la conferencia de prensa unas horas antes del recital, esa aceptación de sus letras transformadas en un griterío ensordecedor son unas de las cosas que más disfrutan arriba de los escenarios.

Para variar, el sonido del lugar dejó mucho que desear, aunque sonaba aceptable desde el campo, bien cerca de la consola. En cambio, desde la platea y los costados ya se mezclaba todo. Por ejemplo, eran casi imperceptibles todos los detalles que le aportaba Gonzalo ‘Japo’ Castex en percusión. Este año el Estadio Delmi cumplió 30 años arruinando recitales, y por desidia del gobierno la remodelación no va a llegar por el momento. Seguirá destruyendo recitales por muchos años más.

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Mauricio Ortiz (saxofón barítono y tenor) y Martín Gil (trompeta y coros)

“Voy”, sacada del arcón de los recuerdos, sorprendió a muchos. La canción publicada en Aunque cueste ver el sol (2004) le aporto un poco de reggae a la noche, al igual que los clásicos e infaltables “Verte reír” y “No hay dolor”. “Más mejor” sonó sumamente cruda, a lo Ac/Dc, pero con el agregado de vientos. Muchos no la reconocieron hasta que comenzó a cantarse la letra. Para “Tan lejos”, la platea (como la Bombonera) no tembló, latió. A la par de Andrés Calamaro, Divididos y otros artistas, en los shows de NTVG la gente salta incluso los temas lentos. En el falso final, “Fuera de control” puso a todo el estadio en movimiento una vez más.

Para los bises, “Solo vino” marcó un altísimo momento social en la noche, ya que este tema del último disco denuncia el abuso de los curas pederastas. «Yo le deseo mil noches de espanto, que sienta miedo el cura violador». En una Salta profundamente religiosa, la letra no cayo del todo bien o tal vez no muchos se la sabían. Fue de las menos coreadas. Una pena. Igual todo volvió a su curso con “Sin pena ni gloria” y el infaltable cierre con “No era cierto”.

“Vamos a volver siempre” fue la frase final de un emocionado Brancciari, mientras aplaudía a la gente redondeando dos horas y cuarto de un impecable show, y condensando ocho discos de estudio en 31 canciones. A su vez, evitando cualquier tipo de cover o reversión, a diferencia del enorme espectáculo brindado a principio de año en su regreso al Cosquín Rock.

La próxima visita seguramente será con nuevo disco, como ya tienen acostumbrados a sus miles de seguidores en Salta. La gira por el Norte Argentino finaliza esta noche en el inmenso predio del Club Central Córdoba de Tucumán.