Entrevistas

Vamos de nuevo

En 2015, los integrantes de Placard perdieron instrumentos, equipos y las grabaciones que iban a conformar su segundo álbum. Dos años después se publicó El disco robado, la recuperación hecha música.

Fotos de Tomás Gatti

Lector, lectora, por favor, ingresen a placard.bandcamp.com antes de continuar con este artículo. Notarán que hay algunas fotos, una lista de temas lista para ser reproducida (si son tan amables) y una explicación ineludible: “Hace un tiempo nos robaron toda la sala de ensayo y la computadora donde grabamos este disco. Gracias a la comunidad musical, recitales a beneficio y más, pudimos recuperarnos y regrabar. Este disco es por ustedes que nos ayudaron y para nosotros que lo vivimos ♥ ¡Canciones con energía para seguir adelante!”.

El detalle es importante. El disco robado, el álbum que motivó esta nota, apareció en octubre de este año pero tiene orígenes diversos, un Elige tu propia aventura al revés donde lo que varía no es el final sino el comienzo. Distintos puntos de partida, regresos a la salida hasta que los dados cayeron correctamente.

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A principios de 2015, Placard, el cuarteto porteño liderado por Miguel David Barrenechea (Mike para los amigos) y Laura Carbajal sufrió un golpe que muchas bandas no hubiesen podido soportar. Pasó lo que cuentan en el bandcamp: el robo de equipos, instrumentos y dinero de la sala de ensayo del grupo, pero algo más, porque el lugar también era la casa de Mike y su familia. Mike es un músico conocido en el indie emergente de la Ciudad de Buenos Aires. Ha colaborado con diversas bandas y solistas además de llevar adelante su propio camino. Es común encontrarse con él durante todo tipo de shows. Pero fue extraño verlo dar explicaciones en Crónica TV, C5N y TN la mañana posterior al asalto con su mirada Kemper de Mindhunter sin brutalidad que tiene cuando habla de manera pausada e introspectiva.

“Fue un shock tan grande. Un sábado a la noche nos juntamos en la casa de una amiga a comer algo y después de las doce era mi cumpleaños. Éramos poquitos, no era un gran festejo. Pero estábamos Mike y yo. Me fui y Mike se quedó un rato más. Al otro día a la tarde me empiezo a enterar que algo había pasado porque había gente que me hablaba y me preguntaba por Mike y yo no sabía lo que había pasado. Entonces lo llamo y un poco me cuenta, pero medio cortado, porque toda la situación había sido muy fuerte. Que se metan en tu casa cuando vos estás ahí creo que es una pesadilla horrible. Y la verdad que en el momento no pensé en la banda. Se habían llevado todos los instrumentos, la computadora, pero no pensé en la banda. Tiempo después caí”, explica Laura, la cantante del grupo. La banda nunca vio su futuro en duda. “En nuestro caso no hubo un quiebre. Mike enseguida consiguió una guitarra prestada y como que fue siga, siga, a ensayar”, agrega.

“Conseguí guitarra, pedales. Todo me lo prestaron los chicos de la Orquesta Pera Reflexiva, la banda de Nahuel Briones, con la que toco. Amigos nos regalaron horas de sala de ensayo”, aporta Mike. Tras el robo, la banda perdió la computadora donde tenía demos, grabaciones y archivos, tres guitarras, un sintetizador y varios pedales, aunque algunos evitaron el saqueo. “Hay un detalle que es muy de nerd, que es que los pedales que sobrevivieron, porque estaban muy guardados, eran un wah-wah, un Chorus y una distorsión, entonces dije ‘bueno, quieren que haga música de los 80’ (risas), voy a hacer un disco ochentoso. No salió, pero estaría bueno hacer un disco así”.

Cuando se produjo el robo, Placard trabajaba en el sucesor de Amor en el fin del mundo (2013). Habían grabado las baterías en un estudio y tenían lista la preproducción de un disco que aún no tenía nombre. “Estaba todo demeado”, dice Laura. “En ese robo se fueron los demos. Hubo que empezar a recuperar de mails, por ejemplo, cosas que ya teníamos”, sigue. Mike aporta: “La única canción demeada que quedó y de la que se usaron partes en el disco es ‘Me iré’, que es la segunda. Y la tenía porque se la había mandado por mail a una chica que me gustaba (risas). Eran 17 mails (más risas)”.

 

“Había que terminar de grabar las canciones, sacar el disco para darle una conclusión buena a todo ese evento que había sido horrible. Es un disco introspectivo y de salir adelante. Es nuestra sanación y no queríamos andar llorando por lo perdido”.

Todo indica que el robo no fue al voleo. Ocurrió 24 horas después de haber cancelado el servicio de alarma en la vivenda. En ese lapso de vacío (la nueva alarma tenía que ser instalada al día siguiente) sucedió todo, que no quedó ahí: “Al sintetizador lo encontré en noviembre de 2015 en Mercado Libre. Todos los días, desde que pasó eso (el robo), entro a Mercado Libre a buscar mis cosas. Una vez a la mañana y una vez a la noche. Por ahora sólo encontré el sintetizador. Lo compré a través del usuario de Mercado Libre de mi vieja, contacté al tipo, nos encontramos mi vieja, un amigo y yo y lo recuperamos porque fui con un cuaderno en el que tenía anotado el número de serie. Lo revisé todo y dije ‘che, mirá, este es el número de serie que está acá abajo, este sintetizador es mío’. Y el chabón me mostró los chats con el que se lo cambió mano a mano y ese tipo mostró chats de a quién se lo vendió, y así. Se notaba que estaban todos sacándoselo de encima”, cuenta Mike. “¿Yo puedo seguir buscando mis cosas por Mercado Libre? Sí. ¿Voy a tirar el ovillo de esta gente? No creo, porque si tiro no tengo garantías de que no pase nada. Entonces no me voy a hacer el detective. Sé que esto sucede, así que no compren cosas robadas”, dice.

A pesar de semejante experiencia, la banda no hizo catarsis con canciones que hicieran referencia al robo. No hicieron su propio Dónde están los ladrones? “Nosotros somos muy prácticos: ya teníamos las baterías y no las íbamos a usar para otro disco si las podíamos usar para éste”, dice Laura, entre risas. “También había que terminar de grabar las canciones, sacar el disco para darle una conclusión buena a todo ese evento que había sido horrible -sigue-. No diría ‘cierre’ porque el disco es nuevo y ojalá abra puertas y nos lleve de viaje. Después de grabar las canciones y escucharlas me pasa que es un disco introspectivo y de salir adelante. No sé cómo decirlo, porque suena medio autoayuda, pero…”. “Este disco no es de autoayuda, es de ayuda totalmente ajena”, interrumpe Mike. “Es como nuestra sanación y no queríamos andar llorando por lo perdido”, concluye la cantante.

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El disco robado tiene siete canciones: “Bien adentro”, “Me iré”, “Flecha rota”, “Divo”, “Es mi turno”, “Tengo miedo” y “Playa”. “Es un disco que tiene mucha guita encima”, ironiza Mike, en referencia al arte del CD, que en la contratapa trae “billetes de cien rotos”, una movida que puede tener diversas interpretaciones. Una, aporta el guitarrista, es que hacer un disco físico hoy es “tirar la guita” (“Pero no es la versión que prefiero”). “Los billetes están puestos de una forma que se van cayendo de a poco. La guita se va, aunque no quieras. Quiero creer que de alguna forma lo que está ahí y no se puede utilizar, el dinero, es todo lo que perdimos. Porque todo lo que perdimos para alguien significó guita y circuló. De alguna manera está atrapado ahí todo lo que perdimos, es el fantasma de lo que se fue”, cuenta.

Artículo publicado en el número 26 de la revista Rock Salta, de diciembre de 2017.

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